sábado, 8 de febrero de 2014

Guayabita blanca llenita de miel

Guayabita blanca llenita de miel
con tus besos endulzas 
una capa convertida en segunda piel.
Guayabita blanca,
pasas subida en esa banca
sin decir y te vas a caer.
Guayabita blanca llenita de miel
sin saber cómo usar tu pincel,
con manchas adornas el mantel.
A mi llamado eres fiel
como si siendo tu abuelo fuera un coronel.

Guayabita blanca llenita de miel,
su abuelo le decía, todos se enternecían.
¿Seré igual que esa guayaba que cuelga del árbol?
Se preguntaba. 

lunes, 3 de febrero de 2014

El chiste



El Salvador es un chiste de país, un invento de país, El Salvador es un circo en el que todos estamos metidos en un reducido espacio.

Creemos que el desarrollo llegó a nuestras vidas si tenemos un carro en el que gastamos todo nuestro salario en gasolina y vamos en las calles respirando el humo de todos esos carros, soportando las trabazones, en este paisito nos creemos desarrollados por tener una legislación para las personas con discapacidad y cuando necesitan un parqueo para ellos todos están ocupados, y cuando al fin encuentran uno después de mucho esperar y muchas vueltas alrededor del parqueadero, los guardias le dicen que no porque ¿cómo es que una persona con discapacidad puede manejar? ¿Cómo es posible si es "impedidita" para hacerlo, "inválida" para entender cómo funciona este mundo? Eso a pesar de que lleva placa con discapacidad y una silla de ruedas visible en el carro.

Estamos en un país donde la diáspora que nos observa desde lejos se ríe de él, llora por él, lucha por él, esos nacionales-extranjeros tratan de olvidarlo porque se resienten con él por no haber podido lograr lo que han logrado lejos, sin embargo, después de extrañarlo tanto y visitarlo, tratan de huir lo más rápido posible de esta jungla en la que solo los que permanecemos en ella sabemos cómo defendernos. Ellos se van con sentimientos encontrados, no entienden por qué sienten un gran alivio al subirse al avión y saber que respirarán otra vez el aire puro en un país que no es el suyo.

Creemos que la carrera universitaria es el boleto para crecer como profesionales, pero encontramos trabajos que nada más permiten pasar quince días sin dejar de comer, nada más.

El Salvador es un chiste de país, todo se repite en este circo barato con pretensiones de distinción: las mismas funciones, los mismos escenarios; lo que cambia es la gente, el vestuario y los restaurantes. Por lo demás, el paisaje está más gris y contaminado, así como lo vieron sus últimos días de vida mis abuelos.