martes, 23 de octubre de 2012

La perfección debería cumplirse

El cuadrado de una suma de dos números es igual al cuadrado del primer miembro, más el cuadrado del segundo, más la suma del doble del producto de ambos miembros.

Todo doble, cuadrado, sumado, resultado... pero si esa perfección no se aplica en mí y se saltó las leyes de la naturaleza, no hay por qué pedir que respete ningún tipo de ley.
Si mi cuadrado de la suma de dos pasos es igual a dos segundos de inercia cada pie, más el cuadrado del equilibrio de los dos brazos, más la suma del doble esfuerzo de la columna en declive lateral derecho... más la concentración mental. No aplica.

martes, 9 de octubre de 2012

Permítanme

Permittere aliqui arbitrium eligendi
(conceder a alguien el derecho de escoger)

sábado, 6 de octubre de 2012

Pidim-pidum

A un paso de ser normal. A un paso de ser anormal.

martes, 2 de octubre de 2012

Castillos cenizos



Estos castillos de ladrillo cenizo 
me acorralan todo el tiempo 
y me creo que existen.   
Trato de alcanzar a ver su inexistente altura 
y me confundo con los otros castillos; 
todos verdes, azules, morados,  
rojos, celestes, amarillos. 
El mío es cenizo,  
y con cualquier soplido se derrumba.
Hay un príncipe que siempre lo vuelve a armar.
Él tiene mucha paciencia, yo no quiero que lo arme
y lo arma cuantas veces se derrumba.
Su castillo no tiene color porque es mi reflejo.
¿De qué alma gris podrá salir algo de color?

Buen día, tortuguita

*Del poeta Aquiles Nazoa.

Buen día, tortuguita,
periquito del agua
que al balcón diminuto de tu concha
está siempre asomada
con la triste expresión de una viejita
que está mascando el agua
y que tomando el sol se queda medio
dormida en la ventana. 

Buen día, tortuguita, 
abuelita del agua 
que para ver el día 
el pescuecito alargas
mostrando unas arrugas
con que das la impresión de que llevaras 
enrollada una tohalla en el pescuezo 
o una vieja andaluza muy gastada. 

Buen día, tortuguita, 
payasito del agua 
que te ves más ridícula y más torpe 
con tus medias rodadas 
y el enorme paltó de hombros caídos 
que llevas sobre ti como una carga  
y con el que caminas dando tumbos, 
moviendo ahora un pié y otro mañana  
como una borrachita, 
como una derrotada, 
como un payaso viejo 
que mira con fastidio hacia las gradas. 

Buen día, tortuguita, 
borrachito del agua… 
¿De dónde vienes, di, con esos ojos 
que se te cierran solos, y esa cara 
de que en toda la noche no has dormido, 
y esa vieja casaca 
que se ve que no es tuya, 
pues casi te la pisas cuando andas? 

Buen día, tortuguita, 
filósofo del agua 
que te pasas la vida hablando sola, 
porque si no hablas sola, ¿a quién le hablas? 
¿Quién, a no ser un tonto atendería 
a tus tontas palabras? 
¿Ni quién te toma en serio a ti con esa 
carita de persona acatarrada 
y esa expresión de viejita chocha 
que a tomar sale el sol cada mañana 
y que se queda horas y horas medio 
dormida en la ventana? 

Buen día, tortuguita, 
periquito del agua,  
abuelita del agua, 
payasito del agua, 
borrachito del agua, 
filósofo del agua…


*Escritor venezolano.