Para Zeledón (deceso 12 de agosto de 2009)
Y ya no estás más.
¿Qué dirá la tierra por haberte recibido?
¿Qué sentirá el cielo por derramar tanta agua sobre tu tumba?
¿Qué dirán los pájaros cuando sobrevuelen tu lecho?
La palabra muerte te queda grande, Zeledón.
Grande porque aun estabas muy pequeño para entregarte a ella.
Grande, porque no te luce, no deberías estar así: muerto.
Pero te vi en tu féretro
y comprobé que no te movías
que no respirabas
que no vivías
que estabas muerto.
Sí, lo vi, pero no lo creo.
Creí que te levantarías,
que en cualquier momento despertarías y harías ruido
y, pálido, dirías: ¡cuánto he dormido!
Pero respeto tu decisión y de alguna manera te entiendo, entiendo tu cansancio. Resolviste el dilema. Feliz viaje.
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