sábado, 15 de diciembre de 2012
De aquellas abuelas
Mujer que me hizo entender el mundo como debía entenderlo en aquella edad, ahora se aleja para que lo entienda con lo poco que sé.
Mujer, ahora postrada porque sus piernas no funcionan, ¿quién mejor que yo para entenderla?
“Es una calamidad llegar a anciano”, sí, abuela, ya sé. Es una calamidad que el cuerpo no funcione como debe.
Mujer, ahora queriendo ser una niña, una bebé cuidada y mimada, mujer que ya no estará más y que seguramente irá a hablar con su tan apreciada virgen para pedirle mi sanación.
Mujer que aún cree en la bondad, mujer que aún cree que haciendo reír hace feliz a los demás.
Mujer antigua que ya no será nunca más, nunca más habrá una de su siglo y con ella todo desaparece, se deja lugar a lo nuevo, a lo moderno, pero ya no con el mismo corazón.
¿Quién tan afortunado para quedarse con tus conocimientos? ¿Quién tan afortunado para vivir con tu sabiduría? ¿Quién tan astuto para conocer de plantas y sanar? ¿Quién con esa calma que demostraba tu paciencia? ¿Quién así?
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